Hoy
las lecturas de hoy nos recuerdan que necesitamos estar atentos a la guía del
buen pastor, que es Jesús …
Evangelio
según san Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le
contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces Él les dijo:
"Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco".
Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para
comer. Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado
y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los
poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Cuando
Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se
compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a
enseñarles muchas cosas.
Reflexión:
¿Quién guía mi vida?
Hoy, en este tiempo actual de andar a las carreras, llenos de proyectos
y con problemas siempre que resolver, cuando todo es para ayer y no hay tiempo que
nos alcance para hacer tantas cosas “que tenemos que hacer”, las
lecturas de hoy, son una invitación a detenernos, a hacer un alto y recuperar fuerza
y ánimo, para poder discernir quién / qué me mueve y hacia dónde me
lleva esta manera de vivir…
Por una parte, tal vez, ni cuenta nos damos, que estamos siendo
engañados en ese estilo de vida, por “ideas”, “intereses” o “personas”, que nos
“dispersan, dividen, distraen y polarizan, con maldad”, como lo describe
el profeta Jeremías; y por el otra parte también nos recuerda el profeta, que
el Señor enviará quien nos “apaciente, instruya y guíe”, para nuestro
bien, con justicia y amor… para tener una buena vida, que valga la pena vivir.
El buen pastor, que nos cuida y desea lo mejor para mí y
los demás, es Jesús, quien, al contrario de los líderes mundanos y malvados,
nos quiere, en paz, reconciliados, unidos y fraternos
(cfr. Efesios 2,1 3-18).
Para escuchar “al buen pastor”, necesitamos orar; es
el camino que nos conduce a reconocer su presencia en la vida, a aprender y entender
cuál es su deseo: nuestro bien. La oración es un tiempo de encuentro,
conmigo mismo y con Él, que me ayuda a discernir en la vida, a reconocer los verdaderos
líderes y a ser líderes auténticos nosotros mismos, cuidando con
amor y justicia a quienes nos rodean, al estilo de Jesús, nuestro maestro y
pastor.
Estamos llamados a procurar el bien de los demás, y el propio, a
trabajar por la reconciliación y la justicia, promoviendo la unidad en nuestras
comunidades y siendo instrumentos de paz en el mundo (en el que vivimos).
Hoy, se nos desafía a ser de esos líderes auténticos, guiados por el Espíritu de Dios, en todas las circunstancias de nuestra vida, buscando siempre su mayor gloria y el bien de los demás.
¿Cómo discernir qué espíritu me mueve y a dónde?... ¿Qué hacer
para que Jesús sea mi guía en lo que decido y hago?... ¿Cómo podemos servir
mejor a los demás, especialmente a los más necesitados?...
PD. Los invitamos el próximo mes de agosto, a nueva tanda de Ejercicios
Espirituales Ignacianos en la Vida Ordinaria, que son una manera de orar,
para aprender a discernir y encontrar a Dios en todo y entodos. Informes en: http://bit.ly/ejerciciosOL
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