En
las lecturas y el evangelio de hoy, nos recuerda como hemos sido enviados a colaborar
en la misión de Jesucristo, y en ello, alcanzar nuestra felicidad…
Evangelio
según san Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y
les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para
el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un
bastón, sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que
se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al
abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para
ellos”.
Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban
a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Reflexión:
¿Cómo colaborar en la misión de Jesucristo?
San Ignacio de Loyola, desde su experiencia espiritual, nos enseña
como reflexionar la Palabra, para “sacar provecho” para nuestra
vida, desde una lectura contemplativa y activa; hoy podríamos decir que el
mensaje es: nos
llama a la misión, la confianza en Dios y el reconocimiento de
nuestra identidad en Cristo,
· para ello,
al igual que Amós, tenemos que escuchar a Jesús, que nos dice a
cada uno: ‘Ve y profetiza a mi pueblo, Israel‘, (y hoy Israel, es donde
vivo); reconociendo y discerniendo que las verdaderas llamadas y misiones
provienen de Dios y no de nuestros propios deseos o ambiciones…
· nuestra
identidad en Cristo nos impulsa a una vida de servicio y amor, sabiendo que
somos amados y llamados por Dios, y así es dónde y cómo lo encontramos y
hacemos presente en nuestra vida… (cfr. Sal 84)
· como hijos
de Dios que somos, hoy también nos dice San
Pablo, como a los efesios, que habremos de ‘alabar y glorificar’ a nuestro Padre.
En términos del Principio y Fundamente de Sn. Ignacio: “somos creados para
alabar (reconocer), reverenciar (respetar) y servir (colaborar) a
Dios Padre, en lo que hacemos, y así salvar nuestra alma” (cfr. EE 25) …
· Jesús nos
envía, como a los apóstoles, a la misión: predicar y hacer presente
el Reino del Padre: justicia, paz, fraternidad, misericordia…
En resumen, estas lecturas, nos llaman a una vida de discernimiento,
misión y confianza en Dios. Nos invitan a reconocer las llamadas
divinas y anhelar la presencia de Dios en todo y confiando en la providencia
divina, para nuestro camino de servicio y amor: promoviendo la conversión a
quienes hacen mal (intencionalmente o por ignorancia), y al mismo tiempo,
sanado, aliviando y curando, a quienes sufren los efectos del mal;
la misión es trabajar y hacer el bien, al estilo de Jesús, el maestro.
Necesitamos, seguir conociendo a Jesús, que nos revela la voluntad
del Padre y confiar en Él, que lo único que desea es nuestro bien personal y
comunitario. Jesús confía en nosotros, para que colaboremos en que su deseo se haga
realidad.
¿Cómo discernir mi llamado
a colaborar en la misión?... ¿Cómo involúcrame en la promoción del bien?... ¿Cómo
contrarrestar la presencia del mal, en la sociedad?
PD. Los invitamos el próximo mes de agosto, a nueva tanda de Ejercicios
Espirituales Ignacianos en la Vida Ordinaria, informes en: http://bit.ly/ejerciciosOL
No hay comentarios.:
Publicar un comentario