En
este VIII domingo de tiempo ordinario (último de la primera etapa de este
tiempo), el evangelio nos enseña tres actitudes que, nos llevan por el camino
de seguir a Jesús, de mejor manera:
Evangelio según
san Lucas 6, 39-45
En aquel tiempo, dijo
Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?
¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo
sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la
paja que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el
tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la paja
del ojo”, ¿sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita!
Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del
ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno
que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se
conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian
racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la
bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad
saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».
Reflexión:
¿A quién escuchar y seguir?
En el evangelio se nos presentan tres “mini parábolas”, las
cuales nos ayudan a darnos cuenta de como son nuestras relaciones interpersonales,
y que es lo que me impide que estás sean siempre para bien. En ellas, también
podemos darnos cuenta en que podemos mejorar, para ser mejores personas y más
fraternas.
·
Ceguera. Aquí, la parábola habla, no de ceguera biológica, sino
de la falta de visión de lo que nos conduce a ser y hacer el
bien. Cuando ignoro (no se) cual es el camino que me ha enseñado
Jesús, para poder tener “una vida que valga la pena”, y “solo se”
lo que he aprendido del mundo, cuando guíe a otros (familiares, amigos conocidos,
… votantes), los llevaré por el camino equivocado, hacia un hoyo, en el
cual no verán, ni disfrutarán el bien que Dios desea para todos. Podría
también, estar ciego, y no darme cuenta que estoy siendo engañado y arrastrado
a donde no me conviene.
·
Paja. Acá, se refiere que antes de juzgar a los demás,
cuando se equivocan (porque no ven o no saben), seamos autocríticos y tomemos
conciencia de cómo somos y estamos, antes de exigir o juzgar a los demás, por tal
o cual modo de ser o proceder. Se trata de ”ayudar” y ser “congruentes” con quien lo necesite,
no de sentir y creer que somos superiores a los demás.
·
Frutos. Los resultados de mis “intensiones, pensamientos
y acciones”, son el fruto que da mi corazón. Es un llamado a discernir
que es lo que me mueve internamente, hacia donde me llevan mis deseos y como lo
hago realidad.
De lo anterior se desprende que necesito seguir conociendo y
aprendiendo de Jesús, los criterios para poder vivir conmigo mismo y con los
demás, sin engaños, ni prepotencia, con relaciones sanas y de bien común.
En la vida, vamos aprendiendo y creciendo en sabiduría (Eclo 27, 4-7), aún en dificultades
y adversidades; hay que buscar la sabiduría de Dios, lleva tiempo y esfuerzo,
hay que aprenderla y ponerla en práctica, y así, como dice el mismo Jesús: “cuando termines su aprendizaje, serás como su
maestro” (cfr Lc 6,40)., por que de eso se trata la vida, ser imagen
y semejanza del Señor.
Te recuerdo que, el
próximo día 5 de marzo es Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma,
tiempo litúrgico para recordar que somos creaturas “eres polvo y en polvo te
convertirás” (Gen
3, 19), y que es tiempo de conversión,
para volver a y vivir la Buena Noticia de Jesús.
¿Cómo
puedo aprender a ser humilde?... ¿Cómo discernir el espíritu que me mueve?... ¿Qué
hacer para ser constructor de fraternidad?
PD. Sigamos en oración por
la salud el Papa Francisco, que el Señor lo fortalezca, consuele y
sostenga, en este momento de dificultad. amdg.
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