jueves, 4 de septiembre de 2025

Domingo XXIII de Tiempo Ordinario – Ciclo C (Reflexión)

 Domingo XXIII de Tiempo Ordinario Ciclo C (Lucas 14, 25-33) – septiembre 7, 2025 
Sabiduría 9, 13-19 / Salmo 89 / Filemón 9b-10. 12-17


Este domingo, quiero comenzar expresando mi gratitud a Don Rodrigo Villasana López, quien falleció hace ocho días y ahora descansa en la Casa del Padre.

“Don Rodrigo”, como le decía, hace casi cuatro años me invitó a escribir un artículo sobre religión, para este periódico; me insistió por unos cuatro meses antes de que aceptara el reto (no soy escritor), hasta que finalmente me dijo: “joven amigo, se la pongo fácil, escriba una reflexión sobre el evangelio dominical, comenzando esta Cuaresmal…” y desde entonces han sido 140 entregas a la fecha de hoy…

Don Rodrigo, gracias por invitarme e impulsarme a escribir esta columna semanal, gracias. Descanse en Paz.

Evangelio según san Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’.

¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.

Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”. 

Reflexión:

¿Cómo seguir a Jesús?

Hoy la Palabra nos invita a reconocer que seguir a Jesús es una decisión radical y sabia. No basta con cálculos humanos; necesitamos la luz de Dios para orientar nuestra vida y poder comprender el sentido de esta. Como leemos en la primera lectura (Sab 9, 13-19): “¿Quién conocerá lo que Dios quiere?” (para cada uno de nosotros). Por eso pedimos su Espíritu, porque es Él quien ilumina nuestros pasos.

San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, nos enseña el discernimiento de espíritus (como hemos hablado en las semanas anteriores), y así podemos ver la vida con los ojos de Dios, para reconocer cuando es su espíritu, el BUEN ESPÍRITU, el que nos guía y no el mal espíritu, que nos aleja de lo que Dios quiere para nosotros. Guiados por el Buen Espíritu, es como adquirimos un corazón sensato y sabiduría, para no gastar la vida en lo que no vale la pena (cfr. Sal 89).

Es la sabiduría de Dios, la que transforma nuestra persona y nos hace reflejar su amor y cercanía fraternal en las relaciones interpersonales; donde está el espíritu de Dios, desaparece la esclavitud, el egoísmo y la desigualdad y aparece la fraternidad, como lo describe San Pablo en la segunda lectura (Fil 9b-10. 12-17).

“Si alguno quiere seguirme…” entonces tendrá que poner a Jesús en el centro, incluso por encima de afectos y posesiones. Ignacio nos invita a la indiferencia ignaciana (EE 23): no a la indiferencia fría, sino a la libertad interior para elegir lo que más nos conduce al fin para el cual hemos sido creados: “alabar, hacer reverencia y servir a Dios”, es decir ir por el camino que él mismo ha seguido “pobreza, oprobios (cruz) y humildad” … acompañar a Jesús en su camino, implica su entrega y su amor hasta el extremo; es asumir las consecuencias de vivir según el Evangelio: resistir la injusticia, ser fiel en el servicio, aceptar incomprensiones, es vivir el amor que se solidariza con quien lo necesita.

¿Dónde descubro hoy que necesito la sabiduría de Dios y no mis propios cálculos?... ¿Qué “apegos” o seguridades debo soltar para seguir más libremente a Jesús?... ¿Cuál es la cruz que hoy estoy llamado a cargar con amor, junto a Cristo, para más amar y servir?

 

Alfredo Aguilar Pelayo

alfredo@ccrrsj.org

#RecursosParaVivirMejor

www.ccrrsj.org

 

Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP

Para profundizar: https://tinyurl.com/BN-23C-250907

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