miércoles, 11 de junio de 2025

La Santísima Trinidad – Ciclo C (Reflexión)

 La Santísima Trinidad Ciclo C (Juan 6, 12-15) – junio 15, 2025 
Proverbios: 8, 22-31; Salmo 8; Romanos 5, 1-5


Cada vez que nos persignamos, lo hacemos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para encomendarnos a la TRINIDAD, a quién hoy celebramos …

Evangelio según san Juan 6, 12-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes".

Reflexión:

¿Un Dios, tres Personas?

De niño, en el catecismo me enseñaron que la Santísima Trinidad eran “tres personas divinas y un solo Dios verdadero”, que era un “misterio que no se podía comprender” … y sin cuestionar nada, crecí con ese dogma, para bien o para mal…

En cuanto he ido creciendo, más que en tamaño o edad, en espiritualidad, esto es, en “conocimiento interno del Señor Jesús”, he ido comprendiendo poco a poco, quienes son las “tres personas dividas” y como el “misterio”, lo que no podemos conocer por la naturaleza misma de las cosas, se ha ido transformado en experiencia de quien es la Trinidad.

En palabras de San Pablo, tenemos que dejar de ser “niños en Cristo” (cfr. 1 Cor 3,3), he ir creciendo: "cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño" (1 Cor 13,11) para así, poder llegar a "unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro" (Ef 4, 13)… lo que nos permite a cada uno de nosotros, crecer en la fe, a través del conocimiento de Dios Padre, por las enseñanzas de Jesús y la sabiduría del Espíritu Santo.

San Agustín, decía sobre la Trinidad: «Aquí tenemos tres cosas: el Amante, el Amado y el Amor»; un Padre Amante, un Hijo Amado y el vínculo que mantiene unidos a los dos, el Espíritu Amor.

Experimentarse amado, por el Padre, que nos creó y además, es creador de todo lo que necesitamos para vivir (cfr, Prov: 8, 22-31), quien es misericordioso con nosotros porque nos ama, por ser sus hijos (estemos lejos de Él, o cerca, por conveniencia), es un primer paso para comenzar a ”comprender”, desde el amor, a la primera persona de la Trinidad: el Padre.

El Padre, quien “amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna” … y este Hijo, Jesús, es la segunda persona de la Trinidad, quien se hizo hombre y entregó su vida, para revelarnos quién es el Padre y el deseo que su amor reine entre nosotros.

A su vez, recordábamos el domingo pasado, de Pentecostés, como Jesús (el Hijo) prometía la permanencia del Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, “mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará toda cuanto yo les he dicho".

En conclusión, para entender la Trinidad, a quien recordamos hoy, tenemos tan solo que experimentar el amor del Padre, el amor del Hijo y el amor del Espíritu Santo, podremos vivir en nuestra vida ese amor y compartirlo con los demás, reflejando que fuimos creados, a su imagen y semejanza.

 

¿Cómo conocer cuál es la voluntad del Padre?... ¿Cómo conocer mejor a Jesús?...  ¿Cómo dejarme guiar el Espíritu Santo?...

 

Alfredo Aguilar Pelayo 
#RecursosParaVivirMejor 

 

Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP 

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