¡ Felicidades por la Pascua !
Hoy
celebramos el triunfo de la vida sobre la muerte... para nosotros los cristianos, la Resurrección,
es motivo de alegría, gozo, celebración…
Evangelio según
san Lucas 24, 1-12
El
primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro,
llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había
sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor
Jesús. Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos
varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e
inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: "¿Por qué buscan
entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado.
Recuerden
que cuando estaba todavía en Galilea les dijo: 'Es necesario que el Hijo del
hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer
día resucite' ". Y ellas recordaron sus palabras.
Cuando
regresaron del sepulcro, las mujeres anunciaron todas estas cosas a los Once y
a todos los demás.
Las
que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María (la
madre de Santiago) y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras
les parecían desvaríos y no les creían.
Pedro
se levantó y corrió al sepulcro. Se asomó, pero sólo vio los lienzos y se
regresó a su casa, asombrado por lo sucedido.
Reflexión:
¿Dónde está el Resucitado?
Jesús fue resucitado por el Padre; con ello vence la muerte,
que es el mal que nos impide vivir el sueño de Dios, el cual es que tengamos “vida
que valga la pena vivir” …
La reflexión de hoy no es mía, la tomo de los apuntes de
Ejercicios Espirituales Ignacianos, del padre Carlos Morfín, SJ:
“Hoy, el testimonio de las mujeres que encontraron la “tumba
vacía”, y la comprobación el hecho por parte de Pedro y Juan, y posteriormente
las “apariciones” a los demás discípulos, es la tradición en la que sustentamos
nuestra fe en Resucitado.
La Resurrección, va más allá de lo racional, es una experiencia,
un encuentro, una vivencia personal (primeramente), que al igual
que los discípulos de Emaús, nos hace “arder el corazón” y recordar las
enseñanzas de Jesús, que nos liberan de todo lo que no nos deja “vivir” y nos
tiene “esclavizados”: miedo, cobardía, tristeza, desesperación, desconfianza,
etc.
Jesús Resucitado nos va “resucitando”, “volviendo a
la vida”, a los muertos en vida, a los distraídos, a los tristes,
y nos descubre su presencia en “todo y en todos” … El encuentro con el Resucitado,
me ayuda a descubrir en mis sentimientos aquello que habla de mi “sensibilidad
herida”, y la transforma an ánimo, alegría y paz.
El oficio del Resucitado es consolar, y continúa su
misión salvadora, aquí y ahora, sanándome, reconciliándome, recuperándome y
destrabándome de aquello que no me deja vivir en paz.” (cfr.)
El reto ahora es estar atento a descubrir la presencia de la vida
nueva en mi persona, en la comunidad, en la creación, que nos trae el Resucitado,
para que podamos ser sus testigos en nuestra vida diaria.
Aprovechemos el tiempo de Pascua, siguiendo la liturgia diaria,
para sensibilizarnos y poder descubrir la presencia permanente de quien es camino,
verdad y vida.
¿Cómo
encontrar al Resucitado?... ¿Cómo ser testimonio vivo del Resucitado?... ¿Cómo
poner todo el corazón en los bienes del cielo?
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