Hoy
comenzamos un nuevo Año Litúrgico – Ciclo C –, con el primer domingo de Adviento
(del latín
adventus, «venida»), el cual es un tiempo de preparación
para recordar y celebrar el nacimiento de Jesús, la Navidad.
Evangelio según
san Lucas 21, 25-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la
tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las
olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas
que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces
verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan
atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén
alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las
preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda
desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los
habitantes de la tierra.
Velen, pues, y hagan oración continuamente,
para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante
el Hijo del hombre.
Reflexión:
¿Cómo prepararme a la venida del Hijo del Hombre?
Este nuevo año litúrgico, Ciclo C – estaremos
leyendo básicamente el evangelio de Lucas, quien se caracteriza con un lenguaje
de universalidad, desde la cultura griega, para mostrar un Dios Padre misericordioso
y compasivo; enfatiza la oración de Jesús y su amistad con pecadores, así como
el interés especial en el papel que desempeñan las mujeres y los pobres. El objetivo
fundamental de Lucas, es teológico, o
sea, el estudio ordenado y sistemático de los textos sagrados, la tradición y
los dogmas, sobre las enseñanzas,
instrucciones y sabiduría.
A través de este nuevo tiempo litúrgico, habremos de realizar un
recorrido, para conocer de qué y cómo Dios, Señor y creador de todo, nos salva:
¡de lo que no nos deja vivir una vida que valga la pena vivir!
Así pues, ya desde el antiguo testamento (Jer 33, 14-16), se escuchaba
el anuncio de esperanza que los profetas daban, y el cual sigue estando vigente
actualmente: El Señor nos promete justicia y derecho, y anuncia a su “vástago
santo”, que nos descubre sus caminos (cfr. Sal 24), o sea,
nos dice por dónde y cómo andar por la vida; depende de cada uno hacerle caso,
seguir “las indicaciones” que nos enseña.
Cuando nos desviamos, eligiendo equivocadamente (fallamos en la
elección de nuestras acciones), y nos dejamos guiar por nuestro egoísmo,
personal y comunitario, es que vienen los abusos, las injusticias y opresiones
que dañan nuestras relaciones interpersonales y generan dolor y sufrimiento en
las personas: “angustia, miedo y terror” (cfr. Lc 21, 25-28) son las consecuencias.
El evangelista nos recuerda que Jesús, al anunciar su venida, o
sea, nos demos cuenta de que con su presencia en nuestra vida y “haciéndole caso”,
podemos liberarnos de aquello que nos daña e impide tener vida, que valga la
pena vivir.
Prepararnos, en este Adviento, es buscar como estar
alerta, atentos, consientes, para que los vicios no entorpezcan
nuestra mente y caigamos en la trampa (tentación) que nos aleje de ser y
hacer el bien que Dios desea para cada uno de sus hijos.
Prepararnos, en este Adviento, es orar continuamente,
es estar atentos a sus enseñanzas y ponerlas en práctica.
Prepararnos, en este Adviento, es suplicar “Ven, Señor Jesús, a nuestra vida” (cfr. Apoc. 22,20)
¿Qué nos hace, como sociedad, vivir en conflicto?... ¿Cómo afrontar, con dignidad, los problemas personales y sociales?... ¿Cómo atento a la presencia del Señor, en los signos de los tiempos?
Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP
Profundizar, en: https://tinyurl.com/BN-1A-C-241201
No hay comentarios.:
Publicar un comentario