En
las breves lecturas de hoy, se nos muestra al Señor, creador de todo, y a su
Hijo Jesús, quien nos confronta, a partir de “un milagro”, para que confiemos
en él…
Evangelio
según san Marcos 4, 35-41
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Vamos a
la otra orilla del lago". Entonces los discípulos despidieron a la gente y
condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas.
De pronto se desató un fuerte viento y las olas se
estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la
popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: "Maestro, ¿no
te importa que nos hundamos?". Él se despertó, reprendió al viento y dijo
al mar: "¡Cállate, enmudece!". Entonces el viento cesó y sobrevino
una gran calma. Jesús les dijo: "¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no
tienen fe?". Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros:
"¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?".
Reflexión:
¿Por qué confiar en Jesús?
Dios, creador y fuente de vida, está presente “en todo y en todos”,
y así lo describe en toda su grandeza y poder, el libro de Job (38, 1.8-11), así como
también se refleja en Jesús, con el “milagro” al calmar la tempestad.
Un milagro, es un hecho no explicable por las leyes
naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino;
los realiza Jesús, para mostrar quien es él y de dónde viene esa capacidad de
actuar, o sea de Padre.
Los milagros de Jesús, no son para mostrar su poder, sino para llamar
la atención de quienes los experimentan, y con ello podamos reconocer la presencia
de Dios, y con humildad, aprender de quien con todo ese poder salvador, solo
desea nuestro bien; así, al reconocerlo podemos “dar gracias por las
maravillas que hace por nosotros” (cfr. Sal 106).
Ante las diversas situaciones que la vida nos presenta, muchas
veces, podemos sentirnos agobiados y azotados por “tempestades y vientos contrarios”,
que nos ahogan y agotan, nos preguntamos ¿dónde está Dios? … Él, siempre presente,
en paz, nos dice: "¿por qué
tanto miedo? ¿dónde está tu fe?"… y con esa interpelación, al reflexionar,
aprendemos su mensaje que nos dice: CONFÍA.
Reconocerlo, creerle y confiar en que Dios Padre y su Hijo Jesús, solo
desean lo mejor para cada uno de nosotros, es el gran milagro que obra
en nosotros. Si andamos con Jesús, si lo escuchamos (orando) y le hacemos caso
confiando en que su guía nos “lleva a la otra orilla”. Con fe en Jesús, enfrentaremos
mejor toda tormenta y tempestad.
¿Qué me provoca miedo, en este momento de mi vida?... ¿Dónde reconocer
las maravillas que Dios hace por mí?... ¿Cómo orar y pedir que Jesús aumente mi
fe?
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