jueves, 8 de agosto de 2024

XIX Domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo B (Reflexión)

 XIX Domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo B (Juan 6, 41-51) – agosto 11, 2024 
1 Reyes 19, 4-8; Salmo 33; Efesios 4, 30 - 5,2


La liturgia continúa recordándonos sobre el “pan de vida” que nos ofrece Jesús y cómo éste nos fortalece en nuestra vida terrenal…

Evangelio según san Juan 6, 41-51

En aquel tiempo, los judíos murmuraban contra Jesús, porque había dicho: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo", y decían: "¿No es éste, Jesús, el hijo de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo nos dice ahora que ha bajado del cielo?"

Jesús les respondió: "No murmuren. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de Él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.

Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Éste es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".

Reflexión:

¿Qué me alimenta y da sentido a mi vida?

Al igual que Elías, cada uno de nosotros habrá experimentado momentos de desierto, donde parece que ya no hay vida, que no vemos la luz al final del túnel o que ya no tiene sentido la vida… pero el mensaje de hoy, sigue siendo: "Levántate y come, porque aún te queda un largo camino" (1 Reyes 19, 4-8).

Se nos anima a tomar fuerza para continuar continuar la vida, alimentándonos no solo el cuerpo, sino también la mente y sobre todo el espíritu; es Jesús mismo quien se nos ofrece como el “pan de vida”. Son sus enseñanzas, su Palabra, lo que nos alimenta y le da sentido a la vida, para continuar, y que valga la pena vivir.

Para encontrar sentido a la vida, al estilo de Jesús, hay que buscarlo, acercarnos, conocerlo más y mejor, estar atentos a su presencia, que nos habla y nos revela a su Padre, mediante:

·        la eucaristía, que alimenta nuestra fe, pan y vino, signo de su entrega por nosotros;

·        orando, para “conocerlo, amarlo y seguirlo” … siendo sus discípulos,

·        el examen diario ignaciano, para reconocer que Dios está siempre presente, guiándonos y protegiéndonos, con lo que necesitamos para continuar, incluso cuando no lo vemos o sentimos…

Con fe en Jesús, podemos vivir con sentido y horizonte de vida… “el que cree en mí, tiene vida eterna”, que comienza en esta vida terrena, para que cada uno vivir mejor y pueda irradiar ese ánimo y esperanza, a los demás, a la gente del entorno familiar, social y laboral; así podemos ser  “sus discípulos, sus testigos”, al “desterrar asperezas, ira, indignación, insultos y toda clase de maldad” (cfr. Efesios 4, 30 - 5,2), cuyo fruto es que seamos más fraternos entre nosotros, y comenzaremos a vivir más plenos y felices…

Es la invitación que nos hace Jesús, a un banquete, una fiesta, donde todos podamos ser felices.

¿Por qué es importante vivir con sentido de vida?... ¿Qué pudo hacer para aumentar mi fe (confianza) en Jesús?... ¿Con qué frecuencia participo de la eucaristía?...

PD. Sigo invitando a vivir la experiencia de Ejercicios Espirituales en la Vida Ordinaria, que iniciamos en dos semanas más (informes y registro:  http://bit.ly/ejerciciosOL).

 

Alfredo Aguilar Pelayo 
#RecursosParaVivirMejor 

 

Para profundizar, leer aquí
Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP

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