domingo, 17 de agosto de 2025

Domingo XX de Tiempo Ordinario – Ciclo C (Reflexión)

 Domingo XX de Tiempo Ordinario Ciclo C (Lucas Lucas 12, 49-53) – agosto 17, 2025 Jeremías 38, 4-6.8-10 / Salmo 39 / Hebreos 12, 1-4




El evangelio nos habla del deseo de Jesús para que el Reino de su Padre, se haga presente en toda la tierra, mientras que las lecturas nos indican lo que puede implicarnos, cuando colaboramos con Jesús …

Evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

Reflexión:

¿Cómo permanecer unido al amor de Dios?

Jesús tuvo como misión, el dar a conocer el reinado del amor, o sea, la fraternidad, la justicia y la paz, entre nosotros. Él mismo nos enseña en la oración del “Padrenuestro”, que pidamos que “venga su reino” y se “haga su voluntad, en la tierra, como en el cielo”. Pero, ¿cómo hacemos para que hoy, esto sea posible? … ¡conociendo su proyecto!

Para ello, tengo que conocer a Jesús, comprender sus enseñanzas y seguir su “mandatos”, que son el camino para que el amor de Dios reine en nuestro corazón y en las relaciones interpersonales familiares, comunitarias y sociales.

Jesús predica la Buena Nueva del Reino, nosotros, cada uno, conforme nos vamos dando cuenta que el “Reino de Dios” es para nuestro bien, tanto personal, como para el bien común; nos iremos uniendo a este proyecto, como lo experimentamos en la parábola del rey eternal, de la primera etapa de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, en la cual, nos hace una invitación a seguir al “rey eternal” (el Padre), sabiendo que solo desea nuestro bien.

Atender la invitación que nos hace el Padre Bueno, nos unimos a él, para seguirlo, muy probablemente nos  iremos “enamorando de su proyecto”, y a la vez conociendo en detalle el estilo de vida que Jesús, para luego vivirlo… y así colaborar en que haga presente el “reinado del amor”.

Seguir a Jesús no es fácil, habrá de recorrer y experimentar con él y como él, lo que implica el estilo de vida (manera y forma de vivir su principios y valores), otra vez, en palabras de San Ignacio de Loyola, el camino de Jesús es: pobreza, oprobios y humildad, dónde:

§  Pobreza: Implica reconocer la propia indigencia espiritual, la necesidad de Dios y la dependencia de su gracia. Es una pobreza que libera de la búsqueda de riquezas materiales y del egoísmo, permitiendo una mayor apertura a la acción de Dios en la vida. 

§  Oprobios: Se refiere a la aceptación de las dificultades, humillaciones y rechazos que puedan surgir en la vida, incluso aquellos que provienen de la práctica de la fe o de la fidelidad a los principios del Padre / Jesús. Es una invitación a no buscar la comodidad o la aprobación del mundo, sino a seguir a Cristo en su camino de cruz (ver Jeremías 38, 4-6.8-10).

§  Humildad: Es la virtud que permite reconocer la propia verdad, tanto las cualidades como las limitaciones, sin caer en la soberbia o la autocompasión. Implica la aceptación de la propia fragilidad y la disposición a aprender de los demás, especialmente de aquellos que sufren. 

En resumen, la pobreza, los oprobios y la humildad, en la espiritualidad ignaciana, son herramientas para el crecimiento espiritual, que permiten a la persona acercarse a Dios a través de la aceptación de su condición humana y de la entrega a su voluntad. Esta vivencia se traduce en una mayor libertad, paz interior y capacidad de amar al prójimo. 

El seguimiento a Jesús nos hace “imagen y semejanza” de él, como fuimos creados por el Padre (Gen 1, 26-27), y nos lanza a hacer presente el Reino de Amor del Padre, colaborando así en que lo que pedimos en el Padrenuestro, se haga realidad.

Aprovechando, los invito a los Ejercicios Espirituales Ignacianos en la Vida Ordinaria, que comenzamos el próximo martes 2 de septiembre, 2025 Informes y Registro: https://tinyurl.com/EEvidaOrdinaria

¿Cómo conocer mejor el proyecto del Reino?... ¿Qué me hace “arder” el corazón, sobre el Reino de Dios?... ¿Cuál es mi manera especial de hacer presente el Reino?

Alfredo Aguilar Pelayo 
#RecursosParaVivirMejor 

 

Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP 

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