jueves, 7 de agosto de 2025

Domingo XIX de Tiempo Ordinario – Ciclo C (Reflexión)

Domingo XIX de Tiempo Ordinario Ciclo C (Lucas 12, 32-48) – agosto 10, 2025
Sabiduría 18, 6-9 / Salmo 32 / Hebreos 11, 1-2. 8-19



En la Palabra de este domingo, seguimos leyendo sobre la importancia de tener fe en Dios, para caminar hacia la propuesta que Él nos hizo desde el comienzo de la historia de salvación …

Evangelio según san Lucas 12, 32-4

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.

Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos. Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre”.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?” El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres desleales.

El servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.

Reflexión:

¿Cómo administro lo que se me ha dado?

Con las lecturas de hoy, podemos reflexionar sobre dos puntos: (1) nuestra fe en Dios y (2) mi quehacer con esa fe.

Fe, es “como confiar en alguien que sabes que nunca te va a fallar”, así como lo hacemos con una persona que siempre se preocupa y ocupa de nosotros, nos cuida y guía hacia lo que es para nuestro bien; nuestra fe en Dios es creer y confiar en que Él está vivo y presente y que su Palabra se hace realidad, en cuanto cada uno de nosotros la pone en práctica.

Así, mi respuesta a lo que Dios me va revelando, también es fe en Él, es mi adhesión personal a la propuesta de Dios, como leemos en la segunda lectura (Heb 11, 8-9), Abraham y Sara, nos dan ejemplo de fe en Dios, siendo “obedientes”, “creyendo en sus promesas” caminaron confiadamente y con esperanza hacia la tierra prometida, aunque “no alcanzaron los bienes prometidos, pero los vieron y los saludaron con gozo desde lejos” 

Hoy, también nosotros somos invitados a confiar en la promesa de “tener una vida plena, que valga la pena vivir” (cfr. PyF 23), en cuanto seamos humildes y sencillos, apoyándonos unos a otros, como miembros del pueblo elegido por Dios.

Cada uno ha sido llamado a ser parte de su pueblo, primero por el bautismo (al que nos llevaron nuestros padres y padrinos), luego por nuestra convicción y unión al estilo de vida que nos propone Dios, en Jesús.

Ejercemos nuestra fe en Dios, cada vez que “hacemos su voluntad” (como pedimos en el Padrenuestro), cuando llenos de las enseñanzas de Jesús, el gran tesoro al que aspiramos, y respondemos a las situaciones, con lo que sale de nuestro corazón, a la manera de Jesús. Esto es lo que hago con mi fe, ponerla en práctica, dejar que “venga su Reino”, que se haga presente, en mis respuestas, de palabra y obra,

Lo anterior, no es tan fácil, por ello, me previene Jesús, “estén preparados” para que no nos roben el tesoro”, o sea, los dones recibidos y enseñanzas de vida de Jesús … así que tengo que saber administrar lo que he recibido, para ponerlo al servicio del reinado del amor y contribuir así a la construcción de una sociedad fraterna que cuida de los demás y toda la creación.

¿Cómo cuidar y hacer crecer lo que se me ha dado?... ¿Qué tengo que ofrecer a los demás?... ¿Cuál es mi manera especial de hacer presente el Reino?

 

Alfredo Aguilar Pelayo 
#RecursosParaVivirMejor 

 

Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP 

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